Opinión pública y democracia deliberativa: medios, sondeos y urnas

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Ediciones AKAL, 1 ene 2000 - 215 páginas
En democracia se gobierna en nombre de la opinión pública. Quien cuenta sus demandas le da voz y rostro, con números y palabras. Periodistas, encuestadores y políticos dicen representar la opinión pública. Pero también la gestionan: reducen la participación ciudadana a consumir información, responder encuestas y votar. A veces transforman el debate social en una voz monocorde. Combinando teoría y casos prácticos -desde las movilizaciones por Miguel Ángel Blanco hasta la carrera pública Mario Conde- el autor analiza temas como los sesgos de las encuestas, los efectos mediáticos o el sueño de la ciberdemocracia. Recoge la evidencia de cómo, a pesar de todo, la opinión pública es racional, influye en el gobierno y debiera influir aún más. Al final se proponen vías de intervención ciudadana y de reforma de las instituciones. La democracia deliberativa intenta hacer compatible la opinión pública, como suma de encuestas y votos, con la opinión de la calle y las iniciativas de la sociedad civil. Garantiza que los ciudadanos generen, reciban y pongan en común la información necesaria para que perciban sus intereses, de modo que los gobernantes decidan tal como lo harían los gobernados, si ocupasen su puesto. Y si no lo hacen, que les resulte más dificil ignorar o manipular a la opinión pública.
 

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