Eco y Narciso: comedia

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Centre de Recherches de l'Institut d'Études hispaniques, 1674 - 78 páginas
 

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Página xxxvii - Yo, con el deseo de obedecer en todo, a pesar del dejo con que miro esta materia, y desimaginado (por el poco afecto que he puesto en andar en sus alcances) de lo que había de encontrar en ella, acudí a buscarlas, y no sólo hallé en sus impresiones que ya no eran mías las que lo fueron, pero muchas que no lo fueron, impresas como mías ; no contentándose los hurtos de la prensa con añadir sus yerros a los míos, sino con achacarme loa ajenos, pues sobre estar (como antes dije) las ya no mías...
Página 26 - Ven, muerte, tan escondida, que no te sienta venir, porque el placer de morir no me torne a dar la vida.
Página 76 - ... spreta latet silvis pudibundaque frondibus ora protegit et solis ex illo vivit in antris; sed tamen haeret amor crescitque dolore repulsae; et tenuant vigiles corpus miserabile curae adducitque cutem macies et in aera sucus corporis omnis abit; vox tantum atque ossa supersunt: vox manet, ossa ferunt lapidis traxisse figuram.
Página 10 - ¿Pues por qué, madre, me quitas la libertad y me niegas don que a sus hijos conceden una ave y una fiera, patrimonio que da el cielo al que ha nacido en la tierra?
Página 76 - ... furtim, quoque magis sequitur, flamma propiore calescit, non aliter, quam cum summis circumlita taedis admotas rapiunt vivacia sulphura flammas, o quotiens voluit blandis accedere dictis et molles adhibere preces!
Página xviii - Ainsi la lutte très gréco-romaine de Febo et Silvio, où la force n'est point violence. Ainsi, dans le vaste monde alentour qu'il décrit lyriquement, Febo en contemplation, méditant appuyé sur sa houlette : « Quédase suspenso sobre el cayado.) 44. Cuando sea / monstruo en los jardines / quien lo fue en las selvas.
Página 27 - Ven, muerte, tan escondida Que no te sienta venir, Porque el placer del morir No me vuelva a dar la vida.
Página 27 - Solo el silencio testigo ha de ser de mi tormento y aun no cabe lo que siento en todo lo que no digo.
Página 37 - Como habiendo sido Una voz y una hermosura Mis dos mayores peligros, Y concurriendo en ti entrambos, El huir de ti es preciso; Que es un encanto tu voz Y tu hermosura un hechizo.
Página 32 - Apenas el invierno helado y cano este monte de nieves encanece, cuando la primavera le florece, y el que helado se vio, se mira ufano. Pasa la primavera, y el verano los rigores del sol sufre y padece. Llega el fértil otoño, y enriquece el monte de verdor, de fruta el llano.

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