Imágenes de página
PDF
ePub

a

vangelito» decían-me apretó aun más a mi »Antonia, de quien esperaba el mío. Quería, »necesitaba que la pobre víctima de mi ciego >>odio pues la víctima era mi mujer más »que yo—fueșe madre de hijos míos, de carne »de mi carne, de entrañas de mis entrañas »torturadas por el demonio. Sería la madre »de mis hijos y por ellos superiora a las madres »de los hijos de otros. Ella, la pobre, me ha»bía preferido a mí, al antipático, al despre»ciado, al afrentado; ella había tomado lo »que otra desechó con desdén y burla. Y hasta me hablaba bien de ellos!

» El hijo de Abel, Abelín, pues le pusieron sel nombre mismo de su padre y como para »que continuara su linaje y la gloria de él, el »hijo de Abel, que habría de ser andando el »tiempo instrumento de mi desquite, era una »maravilla de niño. Y yo necesitaba tener »uno así, más hermoso aún que él.

[ocr errors][merged small]

-Y qué preparas ahora?-le preguntó a Abel Joaquín un día en que, habiendo ido a ver al niño,se encontraron en el cuarto de estudio de aquél.

-Pues ahora voy a pintar un cuadro de Historia, o mejor, de Antiguo Testamento, y me estoy documentando...

-Cómo? Buscando modelos de aquella época?

-No, leyendo la Biblia y comentarios a ella.

--Bien digo yo, que tú eres un pintor cieritífico...

-Y tú un médico artista, no es eso?

[ocr errors]

do luchar con un enemigo invisible, con el diablo de su guarda, y con voz arrancada de una resolución súbita, desesperada, gritó casi:

-Sí, te diré la verdad, toda la verdad!

-Tú quieres a Helena; tú estás enamorado todavía de Helena.

—No, no lo estoy! no lo estoy! lo estuve; pero no lo estoy ya, no!

-Pues entonces?...
Entonces, qué?

-A qué esa tortura en que vives? Porque esa casa, la casa de Helena, es la fuente de tu malhumor, esa casa es la que no te deja vivir en paz, es Helena...

-Helena 'nol Es Abel!
-Tienes celos de Abel?

-Sí, tengo celos de Abel; le odio, le odio, le odio—y cerraba la boca y los puños al decirlo, pronunciándolo entre, dientes.

-Tienes celos de Abel... luego quieres a Helena.

-No, no quiero a Helena. Si fuese de otro no tendría celos de este otro. No, no quiero a Helena, la desprecio, desprecio a la pava real esa, a la belleza profesional, a la modelo

[ocr errors]
[ocr errors]

a

del pintor de moda, a la querida de Abel...

—Por Dios, Joaquín, por Dios...!

-Sí, a su querida legítima. O es que crees que la bendición de un cura cambia un arrimo en matrimonio?

-Mira, Joaquín, que estamos casados como ellos...

-Como ellos no, Antonia, como ellos, no! Ellos se casaron por rebajarme, por humillarme, por denigrarme; ellos se casaron para burlarse de mí; ellos se casaron contra mí.

Y el pobre hombre rompió en unos sollozos que le ahogaban el pecho, cortándole el respiro. Se creía morir.

-Antonïa... Antonia...-- suspiró con un hilito de voz apagada.

-Pobre hijo mío!--exclamó ella abrazándole.

Y le tomó en su regazo como a un niño enfermo, acariciándole. Y le decía:

---Cálmate, mi Joaquín, cálmate... Estoy aquí yo, tu mujer, toda tuya y sólo tuya: Y ahora que sé del todo tu secreto, soy más tuya que antes y te quiero más que nunca... Olvídalos... desprécialos... Habría sido

[ocr errors]

peor que una mujer así te hubiese querido...

-Sí, pero él, Antonia, él...
-Olvídale!

-No puedo olvidarle... me persigue... su fama, su gloria me sigue a todas partes...

- Trabaja tú y tendrás fama y gloria, porque no vales menos que él. Deja la clientela, que no la necesitamos, vámonos de aquí a Renada, a la casa que fué de mis padres, y allí dedicate a lo que más te guste, a la ciencia, a hacer descubrimientos de esos y que se hable de ti... yo te ayudaré en lo que pueda... yo haré que no te distraigan... y serás más que él...

-No puedo, Antonia, no puedo; sus éxitos me quitan el sueño y no me dejarían tra· bajar en paz... la visión de sus cuadros maravillosos se pondría entre mis ojos y el microscopio y no me dejaría ver lo que otros no han visto aún por él... No puedo... no puedo...

Y bajando la voz como un niño, casi balbuciendo como atontado por la caída en la sima de su abyección, sollozó diciendo:

-Y van a tener un hijo, Antonia...
-También nosotros lo tendremos-le sus-

« AnteriorContinuar »