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-Peor que un pintor científico... literato! Cuida de no hacer con el pincel literatura!

-Gracias por el consejo. -Y cuál va a ser el asunto de tu cuadro?

-La muerte de Abel por Caín, el primer fratricidio.

Joaquín palideció aún más, y mirando fíjamente a su primer amigo, le preguntó a me

dia voz:

-Y cómo se te ha ocurrido eso?

-Muy sencillo—contestó Abel sin haberse percatado del ánimo de su amigo;-es la sugestión del nombre. Como me llamo Abel... Dos estudios de desnudo...

-Sí, desnudo del cuerpo...
-Y aun del alma...
-Pero piensas pintar sus almas?

---Claro está! El alma de Cain, de la envidia, y el alma de Abel...

-Alma de qué?

---En eso estoy ahora. No acierto a dar con la expresión, con el alma de Abel. Porque quiero pintarle antes de morir, derribado en tierra y herido de muerte por su hermano,

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Aquí tengo el Génesis y el Cain de lord Byron; lo conoces?

-No, no conozco el Cain de lord Byron. Y qué has sacado de la Biblia?

-Poca cosa... Verás-y tomando un libro, leyó: «y conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y parió a Caín y dijo: He adquirido varón por Jehová. Y después parió a su hermano Abel y fué Abel pastor de ovejas, y Caín fué labrador de la tierra. Y aconteció, andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová y Abel trajo de los primogénitos de sus ovejas y de su grosura. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda, mas no miró propicio a Caín y a la ofrenda suya...)

-Y eso, por qué?-interrumpió Joaquín. Por qué miró Dios con agrado la ofrenda de Abel y con desdén la de Caín? -No lo explica aquí...

-Y no te lo has preguntado tú antes de ponerte a pintar tu cuadro?

--Aún no... Acaso porque Dios veía ya en Caín el futuro matador de su hermano... al envidioso...

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-Entonces es que le había hecho envidioso, es que le había dado un bebedizo. Sigue leyendo.

Y ensañóse Caín en gran manera y decayó su semblante. Y entonces Jehová dijo a Caín: Por qué te has ensañado? y por qué se ha demudado tu rostro? Si bien hicieres, no serás ensalzado? y si no hicieres bien el pecado está a tu puerta. Ahí está que te desea, pero tú le dominarás...>>

-Y le venció el pecado interrumpió Joaquín porque Dios le había dejado de su mano. Sigue!

Y habló Caín a su hermano Abel, y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y le mató. Y Jehová dijo a Caín...>>

-Basta! No leas más. No me interesa lo que Jehová dijo a Caín luego que la cosa no tenía ya remedio.

Apoyó Joaquín los codos en la mesa, la cara entre las palmas de la mano, y clavando una mirada helada y punzante en la mirada de Abel, sin saber de qué alarmado, le dijo:

—No has oído nunca una especie de broma

que gastan con los niños que aprenden de memoria la Historia sagrada cuando les preguntan: «Quién mató a Cain? -No!

-Pues sí, les preguntan eso y los niños, confundiéndose, suelen decir: «su hermano Abel!» -No sabía eso.

-Pues ahora lo sabes. Y dime, tú que vas a pintar ese escena bíblica... y tan bíblical no se te ha ocurrido pensar que si Cain no mata a Abel habría sido éste el que habría · acabado matando a su hermano?

-Y cómo se te puede ocurrir eso? -Las ovejas de Abel eran aceptas a Dios, y Abel, el pastor; hallaba gracia a los ojos del Señor, pero los frutos de la tierra de Cain, del labrador, no gustaban a Dios' ni tenía para él gracia Caín. El agraciado, el favorito de Dios era Abel... el desgraciado Caín... -Y qué culpa tenía Abel de eso?

-Ah, pero tú crees que los afortunados, los agraciados, los favoritos, no tienen culpa de ello? La tienen de no ocultar y ocultar como una vergüenza, que lo es todo favor

Snout

gratuito, todo privilegio no ganado por propios méritos, de no ocultar esa gracia en vez de hacer ostentación de ella. Porque no me

Scrub cabe duda de que Abel restregaría a los ho

eritate cicos de Caín su gracia, le azuzaría con el humo de sus ovejas sacrificadas a Dios. Los que se creen justos suelen ser unos arrogantes que van a deprimir a los otros con la ostentación de su justicia. Ya dijo quien lo dijera que no hay canalla mayor que las personas honradas...

-Y tú sabes—le preguntó Abel sobrecojido por la gravedad de la conversación

qué Abel se jactara de su gracia?

-No me cabe duda, ni de que no tuvo respeto a su hermano mayor, ni pidió al Señor gracia también para él. Y sé más, y es que los abelitas han inventado el infierno para los cainitas porque si no su gloria les resultaría insípida. Su goce está en ver, libres de padecimiento, padecer a los otros...

-Ay, Joaquín, Joaquín, qué malo estás!

-Sí, nadie es médico de sí mismo. Y ahora, dame ese Caín de lord Byron, que quiero leerlo.

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